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Desarrollo motor de los 7 a los 9 meses

Hoy en nuestro rincón formativo de Nipace vamos a continuar hablando sobre el desarrollo motor, esta vez sobre el tercer trimestre, de los 7 a los 9 meses.
Seguimos recordando que en todo momento nos referimos a un normo desarrollo ideal, en el que no debemos olvidar que aunque os estemos marcando unas referencias, cada niño lleva su ritmo según las experiencias que esté viviendo. Es importante conocer estos hitos del desarrollo para detectar posibles signos de alarma y poder acompañarle en cada momento evolutivo sin anticiparnos y sabiéndole dar los estímulos de la manera adecuada y si tenemos alguna duda contactar con un profesional especializado de referencia.

A los 7-7 meses y medio, nuestro bebé continúa explorando más partes de su cuerpo llegando hasta los pies. Veníamos de un inicio de volteo, en el que debido al cruce de la línea media y debido a lo curiosos que ya son en estos momentos, volcaban y se daban la vuelta. Ahora bien, tras varias repeticiones, debido a lo motivante que le suponga el estímulo, lo realizan hasta que este movimiento comienza a ser controlado y de una manera disociada. Son capaces de parar a su merced según lo necesiten durante todo el giro, llegando a cargar sobre su codo y manipular un objeto con su otra mano.

Desde la sedestación lateral sobre el codo, según le ofrezcamos los objetos o según sus intereses, son capaces de empujar con su codo llevando el peso hasta su mano, consiguiendo lo que conocemos como sedestación lateral. En este momento es capaz de sentarse por sí solo. Es muy importante estimularle para que lo consiga por sí mismo, y no sentarles nosotros antes de tiempo. Cuando las estructura corporales estén preparadas, usará todo su repertorio motor y lo conseguirá por lo que no debemos adelantarnos.

Cierto es que ya a partir de los 6 meses, está recomendado la introducción de la alimentación complementaria por lo que para ese momento recomiendan sentarles en una trona. Todo esto son recomendaciones generales y según el pequeño que tengamos delante tendremos que hacer adaptaciones o esperar a que se sienta preparado para mantener esa postura. Aun así, periodos cortos de tiempo estaría indicado pero no debemos aplicarlo como rutina a la hora del juego si el bebé no es capaz de hacerlo todavía.

En decúbito prono, tras ese apoyo sobre las palmas de las manos con el abdomen levantado que venía haciendo nuestro bebé, consiguen apoyarse sobre sus rodillas y comienzan a mantenerse sobe las dos manos y las dos rodillas, pero de una manera muy inestable, realizando un vaivén hacia delante y hacia atrás. Lo conocemos con el nombre de Rocking. La expresión facial cambia ya que han sido capaces de elevarse contra gravedad y es algo nuevo para ellos. Como no lo controlan y es algo todavía complicado vuelven a bajar al suelo y aparece el arrastre paralelamente con el objetivo de ser su primer medio de desplazamiento hasta el momento.

Además, aparece el volteo de prono a supino, no de manera casual como podía ocurrir meses antes si no que ahora lo realiza de una manera controlada teniendo a su disposición ambos volteos según los necesite para organizar su postura y moverse en el espacio.

En cuanto a la motricidad fina, es un momento de explosión. Todo lo quieren coger y todo lo quieren tocar. Veníamos de unas primeras prensiones con una manipulación más gruesa. En este momento comienzan a querer coger objetos de una manera más fina, apareciendo la pinza.
Según crecen y siguen explorando el entorno y automatizando más sus movimientos, a partir de los 8, 8 meses y medio, aparecen unos grandes hitos que los preparan para la verticalización.

Comienzan con una cuadrupedia más estable que da paso al gateo. Igual que nos pasó con el volteo, los primeros gateos son inmaduros (pelvis en ligera anteversión, los pies los mantienen en flexión dorsal y la tibia no contacta con la superficie). Este gateo va madurando (podemos observar que la tibia contacta con el plano), según lo realicen más veces y según sus necesidades o estimulaciones en su entorno pasará a ser su medio de desplazamiento recorriéndose en poco tiempo toda la casa sin ninguna dificultad.

También será capaz de pararse y sentarse para jugar. Aparece la sedestación bi- isquiática, algo muy útil ya que dispondrá de sus manos para jugar de una manera libre. La motricidad fina también va madurando y aparece la tenaza, aumenta la precisión y la dificultad a la hora de coger materiales pequeñitos que quiera explorar y conocer.

Finalmente, la motivación de explorar el mundo que le rodea aumenta, siendo un niño más curioso a diferentes alturas. Con esto queremos explicar que a partir de este momento, debemos estimularle ofreciéndole oportunidades de aprendizaje a diferentes alturas para que fomentemos la verticalización. Esta verticalización debe ser por sí solo (igual que comentábamos en la sedestación) ya que sólo de esta manera tendrá toda su estructura preparada para un gran retro motor que es mantener todo su cuerpo en carga contra de la gravedad.

Si tenéis alguna duda o consulta no dudéis en pregunta al equipo de Fundación Nipace. Estaremos encantados de ayudaros.